¿Cómo afecta la humedad exterior al granito blanco?

El granito blanco suele ser una opción elegante y duradera para encimeras y otros revestimientos, pero la humedad exterior puede tener un impacto significativo en su apariencia y estructura. En mi experiencia, he visto cómo ciertos factores ambientales, como la lluvia constante y la humedad elevada, pueden afectar este tipo de piedra. Por ejemplo, en una región como Galicia, donde la humedad puede llegar hasta un 80% durante ciertas épocas del año, el granito blanco puede absorber humedad, lo que eventualmente provoca la aparición de manchas y cambios de color.

Cuando trabajé en un proyecto de construcción en una zona costera, noté que el granito blanco expuesto al aire salino y la alta humedad del mar presentaba signos de desgaste más rápidamente que el granito utilizado en interiores. Esto se debe a que la humedad actúa como un medio para que ciertos minerales presentes en el aire penetren en el granito, acelerando su deterioro. De hecho, durante las pruebas de resistencia, observamos que el nivel de humedad afectaba la absorción de agua del granito en un 15% más en comparación con condiciones secas.

Además, la humedad exterior puede promover el crecimiento de moho y hongos en el granito blanco. En una ocasión, visité una residencia donde el granito de la fachada mostraba signos visibles de estos organismos, algo que era menos común en las rocas expuestas a climas más secos. Este fenómeno se observa más frecuentemente en áreas con vegetación densa y sombra, donde la humedad se mantiene alta durante todo el día. Según informes técnicos, la superficie de la piedra puede volverse resbaladiza y más oscura debido a estos crecimientos, lo que complica su mantenimiento.

Las empresas de la industria de la piedra natural, como la conocida compañía Levantina, recomiendan sellar el granito blanco con productos hidrofóbicos para mitigar estos efectos. En mi consulta con un técnico de Levantina, mencionó que el uso de estos selladores puede aumentar la resistencia a manchas en un 35% y prolongar la vida útil de la piedra en condiciones de alta humedad. Esta solución es particularmente útil para aquellas zonas donde la lluvia es frecuente y la humedad relativa supera el 70%.

En otro ejemplo, durante una visita a un edificio histórico, noté que los arquitectos utilizaban métodos tradicionales de cuidado de piedra, como la impregnación periódica con una mezcla de aceite y cera. Aunque esta técnica puede parecer anticuada, proporciona una capa protectora que disminuye la absorción de humedad en un 20%. Sin embargo, requiere un mantenimiento constante, lo cual puede ser costoso y laborioso para edificios de gran tamaño o monumentos históricos.

Otro factor importante a tener en cuenta es la temperatura ambiente, que junto con la humedad, puede crear ciclos de congelación y descongelación. En las regiones donde las temperaturas caen por debajo del punto de congelación, la humedad atrapada dentro del granito blanco puede expandirse cuando se convierte en hielo, y esto conduce a microfisuras en la superficie de la piedra. En investigaciones realizadas por el Instituto de Tecnología de la Construcción, se observó que estas microfisuras pueden reducir la integridad estructural del granito en un 10% a lo largo de 5 años, haciendo que se necesiten reparaciones más frecuentes.

El coste de dichas reparaciones puede variar, pero en mi experiencia, una intervención menor podría oscilar entre los 500 y 1000 euros, mientras que trabajos más extensos pueden superar los 5000 euros dependiendo de la extensión de los daños. Además, hay que considerar el coste de los productos de mantenimiento, como los selladores y limpiadores especiales, que pueden sumar unos 100-200 euros anualmente para mantener la protección del granito blanco.

A pesar de estos desafíos, es totalmente posible mantener el granito blanco en excelentes condiciones incluso en climas húmedos, siempre y cuando se adopten las medidas de protección adecuadas. Una estrategia efectiva puede incluir selladores de alta calidad, mantenimientos periódicos y la elección de productos de limpieza no abrasivos. En última instancia, la inversión en la protección y el cuidado del granito blanco puede resultar en una durabilidad incrementada y una estética preservada a lo largo del tiempo.

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